Las locuras que se cometen por amor.

Recap del segundo capítulo de la temporada final de Game Of Thrones (CON SPOILERS)

Aglaia Berlutti
12 min readApr 22, 2019

Puedes leer el recap del primer capítulo aquí.
La llegada del ejército blanco es inevitable y en Invernalia, los preparativos para una de las más esperadas batallas de la temporada, se llevan a cabo en medio de reencuentros, despedidas simbólicas y la tensión perenne de un ataque de consecuencias imprevisibles. Mientras tanto, el amor y los secretos crean un red invisibles de vínculos que quizás, signaran las próximas decisiones del poder en Westeros.

Jamie y la muerte:

El llamado Kingslayer regresa a Invernalia, luego de un largo periplo que le llevó a expiar viejas culpas y también, la tortuosa historia que le precede. Bran le recibe pero la acusación tiene lugar en el gran salón de los Stark. De nuevo, los guionistas juegan con el tiempo circular y la percepción de lo inevitable. El regreso de Jamie — con el cabello dorado símbolo de nexo de sangre y lealtad con Cersei oscurecido y la firme intención de batallar con los vivos — marca la línea que cierra un largo trayecto desde la muerte de Robert Baratheon y la disputa del trono y el poder que arrasó con la mitad de las casas de Westeros. Silencioso y adusto, Jaime comparece frente Daenerys y los Stark. Tyrion se encuentra dividido entre lealtades y de nuevo, es evidente que el amor entre hermanos es mucho más duro y audaz que la mera percepción del poder de los líderes reunidos en el Norte. El momento es tenso — buena parte del Norte luchó en la guerra de Robert y también, reconocen a Jamie como quien acabó con el enfrentamiento — pero al final, se revuelve con una singular ponderación. “De niña, antes de dormir, mi hermano solía contarme sobre el hombre que asesinó a nuestro padre y de todas las cosas que nosotros haríamos” dice Daenerys. No obstante, la Reina Dragón parece haber aplacado su ira de momento: “No veo ningún ejército, sólo un hombre con una sola mano”. Jamie explica entonces que Cersei jamás tuvo intención de enviar un ejército al Norte, lo que hace que Daenerys cruce una mirada enfurecida con Tyrion. Jamie se confiesa engañado y tampoco se disculpa por los crímenes cometidos “Protegía mi familia y a los míos” explica y su sentencia parece extenderse en el silencio que viene a continuación. “Las cosas que hacemos por amor” dice Bran, la voz pausada, sin inflexiones. Jamie lo mira y entiende la acusación indirecta. Pero el señalamiento es obvio. Las culpas señalan a Jamie, pero también dejan al descubierto algo obvio: vino a batallar o a morir. Pero es Sansa quien toma la palabra “¿Le confiarías tu vida?” pregunta a Brienne, que no duda en responder “Sí, My Lady, lo haría” Y es ese corto diálogo, lo que rompe el dolor y la cólera en la sala. Daenerys le perdona la vida a cambio de su participación en la venidera batalla. “Lucharé por los vivos y honraré mi promesa” contesta.

La mano rota:

Tyrion ha cometido demasiados errores y la furia de Daenerys es inmediata “Quiero una Mano que me lleve al trono” dice casi a los gritos, mientras Varys y Jorah escuchan en un avergonzado silencio. “¿No conoces a tu hermana?” Tyrion reconoce su error pero nada puede aplacar la ira de Daenerys, abrumada y desconcertada. “Si no puedes hacerlo, buscaré a otro”. Para Tyrion, la situación es cada más tensa, tan dura que le acerca el abismo. Y él lo sabe: La Reina Dragón no las tiene todas consigo en tierra extraña, rodeada del pueblo receloso y con la férrea oposición de Sansa, quien le desautoriza en el juicio a Jamie y marca precedente. De modo que Tyrion, asolado por las dudas, vuelve a encontrarse entre el riesgo de perder el favor del Trono y quizás, la vida.

El Toro y la Forja:

Grendy trabaja con la intención de armar a Invernalia con vidriagón, pero no lo hace con la suficiente rapidez y habilidad. O eso deja claro Arya, quién vuelve a la fragua para exigir el arma que exigió fuera construida. “¿No tienes nada mejor que hacer?” bromea Grendy pero Arya sonríe y hay entre ambos una evidente tensión. ¿Amor? ¿Atracción? Arya dejó de ser una niña hace mucho tiempo: perdió a su padre, su familia y hasta su nombre. Pero de vuelta en Invernalia, de nuevo se permite el beneficio de la sonrisa, la observación. ¿Y quizás un momento de debilidad? Por ningún motivo: la Arya criada por la sangre y el fuego, que vio morir a su padre y venció a su propio juego al Dios sin rostro, aún tiene mucho que decir. Una y otra vez, arroja puñales que hacen un centro perfecto “Conozco todos los rostros de la muerte y quiero conocer este pronto” dice. Gendry le promete que el arma que la asesina más letal de Invernalia estará lista pronto. “Antes que cualquier otra”.

Los dos rostros del León:

Jamie y Tyrion por fin se reúnen y es evidente que entre ambos, el perdón es necesario cuando no imprescindible. Algo queda claro: Cersei es el horror que les une, el bastión de la batalla y la grieta que rompe lo que sea que ocurrirá después. La conversación es una gran recapitulación de la vida de Tyrion, que habla sobre la muerte con el abandono del que se sabe más allá del bien y el mal. Pero Jaime aún mira la vida con interés: Al otro lado del muro de piedra que rodea Invernalia, Brienne mira luchar a Podrick. “Ha hecho un largo camino” dice Jaime, cuando va a su encuentro. No hay disculpas ni palabras de aliento. Tampoco el agradecimiento de Jaime por su defensa en la sala del juicio. Juntos en un silencio cómodo, mira al escudero batallar con agilidad “Le enseñarás lo que necesita” dice Jaime y Brienne lo mira, con una fortaleza pura y digna. Al final, la promesa “Pelearé bajo tu mando” dice Jaime, lo cual parece más una promesa y una despedida, que otra cosa.

Cicatrices de guerra:

Bran y Jamie finalmente se enfrentan junto al Arciano de hojas rojas: aunque en realidad, Bran no tiene nada que exigir y Jamie, poco que decir. En la extraña explicación que viene después “No soy Bran y quizás, es a causa tuya” queda claro que el Cuervo de Tres Ojos es más fuerte que nunca y que el niño que se derrumbó de la ventana es apenas un lejano recuerdo. Para bien o para mal, el destino está servido y Bran, fue su víctima. “Puede que haya un después” añade Bran, misterioso y certero. Jamie asiente, grave y consciente del riesgo que se avecina con rapidez.

Una Mano que sostiene la otra:

Jorah Mormont ha viajado y perdido mucho. La Reina Dragón ha sido el eje de su evolución y ahora está junto a ella, para defender a Tyrion. Lo hace con la paciencia apasionada que le hizo regresar una y otra vez junto a la Reina, a pesar del rechazo. “¿Defiendes al hombre que tomó tu lugar?” dice ella con asombro. Jorah sonríe “Fue lo mejor”. Y con esa confianza que sólo la absoluta lealtad confiere, hace otra petición. Un movimiento inteligente que Daenerys sólo acepta por provenir de quién proviene.

Las dos Reinas:

Daenerys entiende mejor que nadie los misterios del poder o de eso está convencida. Cuando Sansa le ve entrar parece incómoda y rígida. Pero la Reina Dragón se acerca a la Señora de Invernalia en condición de igualdad. La tensión entre ambas parece desaparecer por unos momentos y Sansa se permite unos momentos de intimidad. “Confío en Brienne más que en cualquiera” confiesa cuando Daenerys le exige una respuesta para el acuerdo que al parecer, conduciría a Jamie a la muerte. Son mujeres poderosas, que han perdido a su familia y reconstruido a sí mismas. De modo que por primera vez, ambas hablan con absoluta franqueza. “¿Qué ocurrirá con Invernalia? Nos lo fue arrebatado y le recuperamos” dice Sansa inflexible, cuando Daenerys le habla de su regreso al trono. El equilibrio se rompe, las manos de la Reina se retiran. La respuesta queda en la mera incertidumbre.

Theon vuelve al primer hogar:

Para Theon Greyjoy, la vida no ha sido sencilla. Tercer hijo y heredero de Lord Balon Greyjoy y Lady Alannys Harlaw en medio de sus escarceos con el poder, convertido en villano de ocasión y después en víctima propiciatoria de los Bolton, su largo peregrinar en la búsqueda de la expiación le ha llevado a convertirse en un héroe casi por una trágica convicción de su muerte. Ahora llega a Invernalia, para morir. O al menos, eso es lo que asume Theon, aturdido por la envergadura de lo que se avecina y la despedida inminente de todo lo conocido. El abrazo con Sansa “Has vuelto”, es más significativo que casi todo que ambos puedan decirse uno al otro. Abrazados, el tiempo en Invernalia deja de transcurrir y de pronto, hay algo más poderoso que el odio, la culpa y el rencor. La mirada asombrada de este hombre en busca de redención hacia el perdón de la casa en que alguna vez, fue considerado otro hijo.

Pequeñas víctimas:

La guerra se avecina e Invernalia se prepara. Davos, de nuevo, toma el mando de las pequeñas cosas. Los norteños parecen aterrorizados pero hay también la esperanza combativa. Una niña con el rostro desfigurado, sonríe a Davos, que no puede evitar recordar a su princesa Shireen, muerta hace tanto ya. Pero detrás de la sonrisa, hay fuerza. Y la fuerza es la de todo una región, a punto de enfrentarse a la muerte. “Estaremos en las cripta y podrás protegerme” dice Gilly a la niña de la piel marcada, que también desea luchar. El destino del Norte parece cada vez más cerca.

Viento azul:

Tormund llega con las noticias de la cercanía del Rey del Norte y su ejército de muertos. La casa Umber ha caído y ahora, “Van con el ejército blanco”responde Eddison Tollett, entre el miedo y la tensión. El tiempo se acorta y la estrategia es necesaria. Jon, escucha la información cuando mira a su alrededor, parece abarcar los preparativos escasos para la enormidad del reto. El miedo al otro lado del muro.

Una despedida a la nostalgia:

Gusano Gris tiene sus lealtades claras, pero aún, tiene algunos momentos para Missandei “¿A dónde quisieras ir después de esto?” dice y ella sonríe, cansada, triste, abrumada. “A Naath” responde ella. “Quiero ver las playas otra vez” Y en medio de la nieve y el paraje árido de Invernalia, su simple recuerdo ilumina, brilla, deslumbra. Y quizás, sea sólo una despedida.

La estrategia y el miedo:

En medio de la sala cerrada, los líderes debaten lo que ocurrirá a continuación. Jon explica la estrategia y frente al tablero, la enormidad del reto parece insalvable. “Vendrá por mí” dice Bran, la voz lenta y densa “Me ha marcado y sabe siempre dónde estoy” explica “Lo ha intentado con todos los cuervos antes de mí y lo intentará conmigo. Quiere borrar la historia de los hombres” suspira. No hay tristeza en la declaración “debe venir por mí”. “No serás carnada” se resiste Sansa, aterrorizada por la idea. “No estará solo” deja claro Theón. “Si cae el Rey de la Noche, caerán todos” deja claro Jon, por lo que la estrategia se hace clara. Los cuatro flancos de Invernalia deberán ser protegidos mientras Bran atrae al centro de espiral de muerte que les rodea como un aviso. “El enemigo no se cansa, no siente, no se detendrá”.

Lady Brienne of Tarth y los silencios:

Desde la llegada de los Lannister al trono de hierro luego de la muerte de Robert Baratheon, Brienne ha dedicado su esfuerzo y brazo a honrar la lealtad a su propia historia y después, a la promesa que le ató a la familia Stark para siempre. Pero en mitad de su larga travesía a través del continente, también hay un gran silencio que por último, llega al final: sus sentimientos por Jaime Lannister. Se trata de una escena dura, angustiosa y extraña, en la que la Guerrera de Tarth afronta por última vez el lazo que le une a un hombre que mira a la distancia. Sentada frente al fuego junto a los hombres fuertes de Invernalia, Brienne aguarda a la batalla con su acostumbrada serenidad. Tormund trata de impresionarla pero el silencio de ella es inexpugnable. Davos se une a la pequeña comitiva, junto a Tyrion y también Podrick. Los últimos sobrevivientes de una larga lucha, de un Verano que condujo a un Invierno crudo y temible. Para Brienne es una noche de silencio, con Jaime a su lado, es consciente que ambos se encuentran en el mismo bando y sirviendo a la misma causa. No hay palabras de amor, pero si un momento inquietante, doloroso y tenso en que además de ser nombrada Caballero, comprende que quizás morirá junto a Jamie, juntos en una especie de comunión silenciosa de las armas. Y ese único gesto, cierra el círculo que comenzó en una arena en la que debía sobrevivir a un Oso. Un lento camino hacia esa oscuridad interior que Brienne aún lucha por combatir.

Arya y las pequeñas aventuras privadas:

La más pequeña de los Stark sabe que la muerte se avecina con un nuevo riesgo que asumir. Vaga por su antigua casa y se despide — a su modo y en sus términos — de quienes conoció y formaron parte de su vida. El Perro y Beric Dondarrion beben en medio del silencio, en la que quizás es la última noche de su vida. Pero Arya continúa, en la soledad de una tragedia que aún no llega. De vuelta en la forja, encuentra una sorpresa: Grendy confeccionó para ella una misteriosa arma de Vidriagón, que ella sostiene entre las manos, con una tensa sensación del anuncio de algo más inexplicable. Le interroga, le empuja a la verguenza. Gendry sonríe, se enfurece pero al final, su pequeña Lady es como siempre, el poder que le sujeta de alguna manera extraña a la esperanza. “Quiero saber como es eso” dice entonces Arya, versada asesina pero ignorante en el amor y en la convicción de su voz, es evidente que hay una percepción concreta sobre el destino. Tal vez su lista quede incompleta, quizás la muerte sea algo más que un anuncio. Cualquiera sea el caso, para Arya la encrucijada es evidente y toma una decisión sorprendente. Besa a Gendry, que la mira asombrado mientras se desnuda y Arya, el asesino más temido de Invernalia y quizás Westeros enteros, se hace dueña de su pequeña historia personal. Al final, él se encuentra aturdido y ella permanece en silencio. El tiempo le ha enseñado a Arya que casi nunca, hay una palabra justa para describir las grandes tragedias — y también triunfos misteriosos — de su vida.

Un caballero solitario:

Jorah intenta convencer a Lady Lyanna que vaya a la criptas “Juré pelear por Invernalia y eso haré” dice imperturbable el espíritu más feroz del Norte. Jorah la ve partir junto a Sam, que aparece para hacerle un inesperado obsequio “Robe esta espada” dice y le pone en sus armas, el arma de fuego Valyrio que ahora le pertenece por derecho y por historia. Jorah la sostiene agradecido y emocionado. En medio de la noche que se acerca, un pequeño pacto de honor queda sellado “Nos veremos después de la batalla”asegura Sam pero Jorah, que conoce lo que vendrá y la gran incertidumbre de la guerra, se limita a sonreír.

El Adiós definitivo:

El tiempo termina en Invernalia: cada hombre, mujer y niño del Reino sabe que la tensión por la espera de la muerte está a punto de quebrarse. Entonces, Podrick canta, en una clara reminiscencia a la ya icónica escena en la que Pippin Tuk canta la hermosísima “Edge of Night” a Denethor II, en la película de Peter Jackson en “El Retorno del Rey”. En su versión literaria, la canción la escucha Arya en la Colina de Alto Corazón en medio de predicciones de muerte inminentes. “En las grandes salas de reyes que se han ido, Jenny baila con los fantasmas”. Y en esta ocasión, mientras la cámara avanza por una Invernalia bajo el peso de la amenaza, el significado es el mismo. Una puerta abierta hacia la incertidumbre.

Jon observa a su madre en las criptas. Su historia dio un vuelco y ahora, debe volver a pactar con su pasado. Cuando Daenerys le interroga, la verdad sale a flote con pulcra crueldad. Tomada por sorpresa, Daenerys se niega a creer en que semejante revelación sea cierta. “Un secreto así, que sólo conoces tu hermano y tu mejor amigo” le espeta, furiosa y abrumada por una tormenta interior que apenas se dibuja en medio del silencio de las tumbas “¿Qué quiere decir eso?” Pero la respuesta no llega. El cuerno de batalla se escucha y cuando Jon y Dany llegan a las torres de Invernalia, el inevitable destino se extiende en la distancia. La armada de la Muerte cruzó la última línea del Norte y se dispone a atacar.

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Aglaia Berlutti

Bruja por nacimiento. Escritora por obsesión. Fotógrafa por pasión. Desobediente por afición. Escribo en @Hipertextual @ElEstimulo @ElNacionalweb @PopconCine