Aglaia Berlutti
3 min readOct 16, 2018

--

¡Hola Quien Ben! Leerte me provoca una enorme ternura: Yo también tuve dieciseis o diecisiete años, también fui muy fanática de Anne Rice y probablemente también habría insultado a cualquier crítico que pudiera haberse atrevido a desmenuzar sus libros en sus elementos constitutivos (se vale utilizar el diccionario si te trabas en alguna palabra). Recuerdo también la época en que viajé a Nueva Orleans exclusivamente para tener uno de sus libros autografiados (el magnífico “El Ladrón de Cuerpos”) y lo mucho que me emocionó la noticia que las Crónicas continuarían publicándose, después del relapso religioso de Memnoch “El Diablo”. Realmente, enamorarte de un escritor y de su obra es una forma de descubrir otra forma de comprender la literatura y en mi caso, Anne Rice me mostró la noción sobre el bien y el mal nihilista que más tarde sería parte de mucha de mi visión sobre el mundo creativo.

La primera vez que leí a Anne Rice tenía diez años y la última vez que lo hice fue hace un par de semanas, cuando me llegó en calidad de crítico “Comunión de sangre”, su más reciente novela, que además, será ilustrada. El nombre completo de la obra (que imagino leerás cuando se traduzca en un par de años) es “Un cuento del Príncipe Lestat” y continúa teniendo los mismos problemas que lastran su obra más reciente. La historia es absurda, carente de interés y sobre todo, tiene un peso primordial de negación a lo esencial de las crónicas vampíricas en conjunto, como lo fue la necesidad de construir un puente visible entre el mundo humano y el mundo de los vampiros. De pronto, el puente desapareció en favor de una narración acartonada, predecible y personajes tan simples que resulta vergonzoso — y doloroso, claro está — recordar la riqueza de sus primeras obras. Las ilustraciones no ayudan demasiado: Son añadidos informales a la estructura general que no otorgan a la historia más que una distracción visual que no profundiza en el argumento principal. Como imagino tendrás la obra “Interview with the Vampire: Claudia’s Story de Ashley Marie Witter como adaptador e ilustrador de la obra original, las imágenes tienen un encanto definido pero no logran elaborar un discurso persistente sobre el Universo total. Otra oportunidad perdida para sostener la obra mayor, digamos.

Pero veamos, Quien Ben, siendo que nombras a “Ramsés el Maldito” (cuya duologia es bastante entretenida pero nada asombrosa) debo decir que tanto La momia o Ramsés el maldito (The Mummy, or Ramses the Damned) (publicada en 1989) como Ramsés el maldito: La Pasión de Cleopatra (Ramses the Damned: The Passion of Cleopatra) publicada en 2017 carecen de cierto brillo semiológico (diccionario por acá ❤ si lo necesitas) que distingue a otras obras de Rice, además de la evidente y notoria colaboración de su hijo Christopher como parte de una versión compleja de un Universo poco acabado que resulta. Claro que, Rice ha experimentado con duologias en las Crónicas Angélicas (La hora del Ángel de 2009 y La Prueba del Ángel del 2010) sin demasiado éxito, efecto que dejó incompletas a las curiosidades narrativas que comenzó a delinear en las Crónicas del Lobo (El Don del Lobo del 2012 y Los Lobos del Invierno del 2013) a la cual se une “El sirviente de los Huesos”, también obra incompleta y cuya publicación marca el declive de Rice como narradora.

Como buena lectora completista y dedicada a la literatura (una de mis tesis se basó justamente en la obra de Rice), lamento muchísimo que la edad y la ausencia de un buen editor hayan destrozado la obra de Anne Rice hasta dejarla convertida en pequeños trozos de lo que fue un espléndido Universo con el cual crecí y que me enseñó junto con Ursula K LeGuin (te sugiero tomar un papel y si no te lleva mucho esfuerzo anotar el nombre de la escritora) la variedad de dimensiones y versiones que la imaginación basada en elaborados conceptos de filosofía puede llevar a cabo. Lamento que no haya nadie que evite que la obra de Anne Rice siga resintiendose y convirtiéndose en una manida curiosidad sin demasiado interés. Como una pequeña joya rota de alguna época más brillante.

¡Sigue leyendo Quien Ben! Es probable que descubras algo más allá de los libros manoseados de tu biblioteca y que encuentres que hay todo un cosmos de palabras y construcciones literarias asombrosas que leer!

Un abrazo cariñoso ❤

--

--

Aglaia Berlutti

Bruja por nacimiento. Escritora por obsesión. Fotógrafa por pasión. Desobediente por afición. Escribo en @Hipertextual @ElEstimulo @ElNacionalweb @PopconCine