Crónicas de la lectora devota

With teeth de Kristen Arnett

Aglaia Berlutti
10 min readSep 10, 2021

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Las relaciones contemporáneas se han convertido en uno de los tópicos literarios más habituales en la actualidad. Sobre todo, la transformación rápida, en ocasiones inexplicable y casi siempre desconcertante que supone las nuevas formas de comprender el amor, la amistad y los vínculos familiares. Desde la épica de la vida corriente Normal People de Sally Rooney hasta la elegante recopilación de cuentos El muro de la memoria de Anthony Doerr, el recorrido por lo doméstico, lo cotidiano y los misterios privados, se han convertido en una reformulación de la reflexión filosófica.

También en una nueva forma de comprender la identidad. En un mundo que tiende a la individualidad como premisa de reconocimiento, el hecho de la vanidad, la reflexión sobre lo que somos y hacia dónde nos conduce cada decisión privada — a menudo mínima e invisible — son pequeñas estructuras que sostienen una forma mucho más elegante de comprender lo en apariencia, corriente.

With Teeth de Kristen Arnett es quizás, la heredera más directa de la tendencia publicada en los últimos años. No obstante, es evidente que Arnett tiene mucho más interés en los misterios de lo que doméstico desde un punto de vista existencialista más parecido al de John Updike que la versión de sus contemporáneos, obsesionados con las pequeñas grietas de una normalidad abstracta. Para Arnett, lo cotidiano tiene una relación inquietante con las pequeñas cosas que se mueven al sustrato de cierto límite entre lo privado y lo íntimo. Después de todo, With Teeth parece la continuación emocional e intelectual de la poderosa novela debut de la autora Mostly Dead Things (2019), una extravagante narración en la que el ámbito de lo anónimo se entrecruza con una insólita idea sobre los misterioso. Entre ambas cosas, la novela es una extraña instantánea sobre la muerte, la decepción y el luto, todo analizado a través de pequeños dolores sin nombre que la autora cuenta con la aparente ligereza de anécdotas extravagantes. Pero bajo lo risible, ridículo e impredecible del argumento de la novela, hay una rara mezcla de miedo y esperanza que convierten a la historia en una novedosa búsqueda de objetivo vital.

Algo semejante ocurre con With Teeth. La novela comienza por parecer un resumen sobre la norteamérica profunda en un conjunto de contrastes. Desde playas solitarias, ciudades luminosas, museos escondidos en medio de calles estrechas, zonas radiantes de lujos muy cercanas a otras muy pobres, grandes y pequeñas construcciones que recuerdan una opulencia perdida, las multitudes cosmopolitan que atraviesan el país entre conversaciones en todos los idiomas de la Orbe, dejan muy claro que la región tiene la capacidad de reflejar lo multiétnico de una forma única en norteamérica. Un espacio atemporal con sus propias reglas y límites, que no se parece a ningún otro lugar de la unión. ¿Que tan bueno o tan malo puede ser eso para una cultura en crecimiento? Para Arnett, se trata de una búsqueda constante de un secreto bajo lo que tiene el aspecto de ser solo una superficial visión sobre el transcurrir del tiempo. With Teeth tiene algo de satírico pero también, de levemente perverso. Una combinación tan insólita como los lugares más inesperados de la norteamérica que la novela trata de reflejar.

Para Arnett, la cosa es bastante simple: En el país en el que se encuentra la mayor cantidad de emigrantes de América, la noción del individuo atraviesa todo tipo de condiciones y posibilidades para tener un concepto único. Un “edén de las cosas peligrosas” dice la escritora en la primera página del libro y deja claro, que detrás de las sensuales descripciones de las tiernas hojas de plátano, el sonido del mar y la ternura de las largas parrafadas en varios idiomas, existe el peligro. O mejor dicho, existe la posibilidad de su existencia. La novela de Arnett comienza con una amplia descripción de las calles bulliciosas, del sol radiante, pero también las pequeñas sombras que se esconden de un lado a otro, como trozos inevitables de algo más duro de comprender que el paisaje radiante que evoca. La prosa de Arnett es ruidosa — en la medida que que sus evocaciones sobre lo sensorial son precisas y radiantes — pero tiene algunos puntos de silencio que anuncia que no todo es tan sencillo. A la manera de Laura Van Den Berg, With Teeth tiene una mínima dosis de acritud que se enlaza con sus momentos más brillantes. El resultado es un recorrido vertiginoso a través de una promesa ambigua: no todo estará bien en este Edén recién nacido de hojas jugosas. Y está bien que no lo esté.

Arnett entonces deja claro que su novela es algo más que una instantánea diáfana sobre un país y sus contrastes: La vida y sus misterios ocultos a simple vista, afloran en medio de la luz del sol matinal, de la playa dorada que se extiende hacia el horizonte y la bóveda celeste muy azul. Hay cosas muertas que pululan en esta historia que no se prodiga con facilidad y se esconden, bajo la irresistible belleza de un lugar que Arnett imagina como una pesadilla muy vívida, llena de detalles sin aparente importancia que toman sentido con la tranquila y apacible mirada de algo más profundo. La vida está en todas partes, pero lo extraño es lo que sostiene a una familia en medio de una sucesión de extrañas condiciones de supervivencia.

Sammie y su hijo Sansom, comparten algo más que un vínculo filial: también el hecho que ambos deben lidiar con una condición psiquiátrica. Mientras la madre intenta transitar en medio del espectro autista, Samson lo hace en algún tipo de síndrome que no se aclara de inmediato en la narración. De modo que uno y otro se complementan entre sí, pero a la vez son náufragos de esta norteamérica pujante, que los margina de manera sutil por una condición psiquiátrica. La forma en que Arnett describe y pondera acerca de la forma en que la vida esta familia pequeña, herida y extraña se enfrenta a lo cotidiano, deslumbra por su sensibilidad, pero también, resulta incómoda por su llaneza.

La incapacidad de Sammie para verbalizar algunas ideas, su búsqueda de comprender la medida en que puede soportar el contacto físico y también, la forma en que intenta sobrevivir a su mente como una especie de estrato desconocido, es una parte esencial para mirar a Samson, que tiene problemas sensoriales con casi cualquier cosa de su entorno. Desde las comidas hasta la ropa, cada acto cotidiano del niño es un reto a sus miedos, a la incapacidad para ponderar qué le hace daño o por qué le produce incomodidad. Entre los personajes, hay un vínculo doloroso, irritante y autoconsciente que son distintos a quienes le rodean. Se protegen entre sí, pero a la vez, no logran hacer otra cosa que profundizar en ese estrato de singularidad que les separa del mundo más allá de ellos. Es entonces cuando Arnett encuentra el punto justo de su novela: ¿Como Sammie y Sansom batallan contra algo que no pueden nombrar de inmediato? En una de las primeras grandes escenas del libro, madre e hijo van de la mano por una calle de Florida y sorprende cómo la escritora logra describir a la vez el brillo del mundo que les rodea y la angustia que los cristaliza en un mundo silencioso. Sammie cuenta las rayas y baches de la calle, mientras Sansom mira al cielo, paralizado por la agorafobia. Aferrados de las manos cruzan la avenida para al final, hacerse una confesión a ciegas. “Parecemos casi normales” murmura Sammie. Sansom asiente, sonríe sin saber por qué lo hace. “Nadie nota que no estamos ahí ni aquí”.

With Teeth es una novela que asume el hecho de lo trágico desde lo inevitable y por ese motivo, sus personajes recorren el paraje de la diferencia psiquiátrica — el valle de los ausentes, comenta Sammie, casi con tristeza — en todos sus matices: hay días de largos silencios, espacios angustiosos vinculados entre la especial relación que comparten madre e hijo. Todo, mientras Florida se hace más y más brillante como escenario, mientras el mar golpea con fuerza la playa y el sonido del viento lo invade todo. “Vivimos para morir entre las pequeñas cosas, para perdernos en nuestra mente, él en la suya y yo en la mía. Pero hay un punto en que ambos coincidimos, incluso por accidente” dice la autora a través de Sammie para describir este pequeño caos existencial de rutilante belleza, una joya rota que flota en medio de lo cotidiano. “Pero la vida tiene su propio lenguaje, sin duda”.

Arnett se ocupa de traducir el aislamiento en imágenes sugerentes que tienen un lustre grotesco y sofisticado. Sammie es una mujer traumatizada: ha vivido la mayor parte de su vida sin un diagnóstico y ahora que lo tiene de adulta, debe lidiar con la consciencia que todos sus esfuerzos por vencer a su mente y los espacios que le inquietan, en realidad son una lucha poco clara contra sus propios dolores privados “Siempre piensas en la locura cuando se parece tanto a la vida como para ser indiferenciable”. Buena parte de la infancia de Sammie transcurrió en medio de la sensación que el mundo flotaba a su alrededor sin forma, como si fuera una especie de estructura a la que no podía otorgar sentido ni tampoco sostener de otra forma que un recorrido elocuente a través de la diferencia. Luego de comprender que Samson sufre también de algún tipo de enfermedad mental, no se atreve a buscar ayuda y lidia con la situación lo mejor que puede. “¿No era inevitable que esto ocurriera? mis primeros recuerdos de niña son mis intentos para disimular el miedo en mi mente. De mi mente”. Para Sammie el autismo es una puerta cerrada la cual intenta abrir a diario. “Un día te miras al espejo, al otro día te miran como un objeto curioso, al otro día eres invisible, a veces solo incómodo”.

Pero no todo es trágico o incómodo en With Teeth. Arnett tiene un sentido del humor extravagante, además de una extraña manera de asumir los pequeños sinsabores de lo que llama “los objetos rotos en su vida”, de modo que su personajes son sobrevivientes, pero también, grandes observadores. “Gritar que no estabas loco hacía que una persona pareciera loca, en su opinión”. Tiene razón: para ella, el tránsito hacia lo que llama “Una brillante y cuerda alegría”, es un camino lleno de disfraces, “pelucas, máscaras, todo tipo tipo de objetos que permitan ocultar mi rostro y a la vez, el de mi hijo para que todo parezca corriente”. Pero el mundo de Sammie es silencioso. Es una colección de estructuras mal construidas y reproducidas sobre la sociedad tal y como la conoce. “Es mi burla, comportarse en una normalidad que puede ser o no la que los otros asumen real. O solo, una mirada breve a esta rareza, a todos los ríos que confluyen en un gran mar oscuro en que el que no puedes verte reflejado”.

A medida que avanza la novela y Sammie se enamora, contrae matrimonio y Sansom crece, la experiencia de la novela en su análisis sobre la realidad se hace más complicada y directa. Ambos mundos colisionan: la Florida radiante, con sus hombres y mujeres de rostro quemado por el sol, ropas de colores vistosos y el mundo de madre e hijo, alejado por un largo trayecto de temor que no conduce a ninguna parte. Entre ambas cosas, Sammie continúa resistiéndose a la cualquier ayuda terapéutica o farmaceútica — “estar loco es una profesión que se aprende con el esfuerzo” broma — bebiendo hasta perder la conciencia y la resaca matutina convierte el mundo en un gran manchón de colores radiantes. “La locura siempre está tan cerca que produce dolor, aunque sigue siendo bella y apacible” razona, aturdida por los malestares físicos, pero también llena de la necesidad de continuar creando su gran colección de monstruos inclasificables a lo que llama conciencia, el otro, la normalidad, el amor, la simple condición del mundo real a través de sus ojos.

Lo mejor de With Teeth es la audacia con que Arnett les permite a sus personajes soñar y crear a partir de temas tabú. Cada uno de ellos cuentan y narran sus pequeñas historias, pero sobre todo, son parte de una gran red interconectada de escenas que brindan a la novela un escenario caleidoscópico. Hay una hermosa densidad en la novela, que va desde las descripciones puntillosas descripciones de Sammie sobre como lidiar con el mundo, hasta el monólogo obsesivo de Sansom sobre su madre. El ritmo de la novela varía de uno muy frenético, bajo una soleada playa a la lentitud onírica de la oscuridad. Todo, mientras la narración avanza sin tropiezos en medio del sonido de las olas, gritos de entusiasmo, fragmentos de canciones de moda y en especial, la complejidad de madre e hijo, sumidos en una excepción “de un mundo que cree que lo corriente puede ser administrado como una serie de pequeñas gotas de conocimiento absurdo”. La combinación podría resultar improbable y caótica pero Arnett logra crear algo nuevo y exuberante del contraste. Una noción sobre la vida y sus extremos extraordinaria por su belleza

En With Teeth, la vida y los espacios mentales de sus personajes van juntos la mayor parte del tiempo y para el último tramo de la novela, es obvio que el equilibrio entre ambas cosas, necesita hallar una catarsis elocuente. Y lo logra, aunque Arnett se toma el atrevimiento de crear cierto caos que pudiera resultar contraproducente en una novela más ordenada y quizás, menos sensorial. Pero en With Teeth todo es válido y este gran asombro de las últimas páginas — toda una celebración a la oscuridad y a la luz de la historia — es una mirada extraordinaria sobre lo que yace bajo la rutilante superficie de todo lo perdido bajo el miedo y encontrado bajo la luz. Una rara ambivalencia que With Teeth logra sostener con indudable gracia y tenebrosa belleza.

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Aglaia Berlutti

Bruja por nacimiento. Escritora por obsesión. Fotógrafa por pasión. Desobediente por afición. Escribo en @Hipertextual @ElEstimulo @ElNacionalweb @PopconCine