Crónicas de las hijas de Atenea

La pasión, la maravilla y el poder liberador del arte (parte I)

En el hogar de las esperanzas, la búsqueda de la identidad y los pequeños lugares del espíritu.

Simone de Beauvoir era una niña solitaria, obsesionada con la lectura y que sólo compartía juegos con su hermana. Y el juego favorito de ambas era sin duda, el de crear un ambiente parecido al de Mujercitas. Para la futura filósofa, había algo poderoso en el hecho de cerrar los límites del mundo adulto — y masculino — que le rodeaban, para sostener una versión más sofisticada de sus sueños infantiles. Por supuesto, en todas las ocasiones era Jo, la salvaje, inconforme y talentosa hermana que al abrir el libro tiene quince años y escribe obras de teatro que escenifica junto al resto de su familia. “De alguna forma, ser Jo fue también tomar decisiones personales sobre lo que deseaba hacer con mi talento” escribiría después Beauvoir.

De las estrellas al silencio: cuatro hermanas para la historia.

La escritora Ursula K. Le Guin estaba tan obsesionada con escribir y leer cuando todavía era una niña, que sus maestros pensaron que se trataba de una rara forma de incapacidad para socializar con el resto de los alumnos del colegio al cual asistía. Pero en realidad, la que sería la decana de las escritoras de Ciencia Ficción, si tenía amigos: para ella, Jo March era “tan cercana como una hermana y tan común como la hierba” en su vida. Y de hecho, sus primeros relatos estaban dedicadas a esta curiosa hermana invisible, más querida y más real que cualquier otra persona que le rodeara. Para Le Guin, Jo era el objetivo, la prueba directa que escribir podía ser un propósito — el gran propósito — en su vida. Y siempre admitiría que gracias al personaje, encontró una forma de comprender la manera en que su talento y su necesidad de crear, influían en si vida.

Una mirada a la posteridad.

En el libro Mi amiga Estupenda Elena Ferrante cuenta que sus dos protagonistas, obsesionadas por vivir, aturdidas por la maravilla del conocimiento y el poder de las palabras, tenían un ejemplar del libro Mujercitas que compartieron hasta que el libro simplemente, se les desmorona entre las manos. Aún así, la sombra de Jo es muy notoria cuando Lenú se convierte en una escritora, luchando contra la oposición familiar y las restricciones de su época, De nuevo, la creación de Alcott se hace parte de algo más elaborado, profundo e intuitivo. Un mundo femenino que observa la capacidad creativa y expresiva femenina desde un punto por completo nuevo.

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Bruja por nacimiento. Escritora por obsesión. Fotógrafa por pasión. Desobediente por afición. Escribo en @Hipertextual @ElEstimulo @ElNacionalweb @NotasSinPauta

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Aglaia Berlutti

Bruja por nacimiento. Escritora por obsesión. Fotógrafa por pasión. Desobediente por afición. Escribo en @Hipertextual @ElEstimulo @ElNacionalweb @NotasSinPauta