Crónicas de la lectora devota:
‘Grand Union’ de Zadie Smith
Las colecciones de cuentos, suelen tener varias voces o algunas tan dispares, que pueden transformar el concepto general de la recopilación hasta convertirlo en una percepción singular sobre el autor como individuo. Se trata de una consideración sobre los diferentes universos autorales, que sin duda remite a una inevitable pregunta: ¿Los libros de cuentos deben tener una línea que unifique los relatos? ¿O son en realidad, una travesía a través de todas los matices y trasfondos que sostienen el lenguaje del escritor? Cualquiera se la respuesta a esa pregunta, los libros de ficción corta suelen ser un recorrido sustancioso por los fragmentos intelectuales y emocionales que sostienen al autor.
Con Grand Union, Zadie Smith no sólo consigue mostrar los lugares — plenos, fértiles y radiantes — de su talento para la especulación narrativa, sino crear algo más profundo relacionado con su capacidad para contar historias. No sólo muestra la amplitud de su rango — los cuentos van desde la Ciencia Ficción, la distopia, la sátira política hasta cuidadosas revisiones históricas — sino también, su sensible comprensión sobre la capacidad del cuento para transitar por motivos y lugares literarios inexplorados. La escritora tiene una profunda capacidad para unificar los temas bajo una misma exploración — cada una de las historias está en la búsqueda de una percepción sobre el bien y el mal — sino que además, dota de una inusitada vitalidad al tiempo que transcurre a la periferia de lo narrado. De modo que Grand Union es un centro unificado de todas las visiones que vienen y van acerca del mundo como lo conocemos, la expresión de la sensibilidad cultural y sobre todo, la opinión de Smith sobre los dolores y padecimientos de la identidad. En conjunto, todos los cuentos analizan el concepto profundo sobre el tiempo que transcurre, la forma como erosiona la realidad y más allá de eso, la connotación consistente sobre el individuo en la búsqueda de una trascendencia íntima.
¿Puede funcionar como un único concepto un compendio de semejantes ideas? Para Zadie Smith, la escritura es un recorrido entre las diferentes vertientes de la realidad y la connotación sistemática de la literatura como centro medular de lo que somos. En sus novelas, la acción siempre se sostiene en conversaciones trascendentales y potentes que elaboran una connotación de la vida, la muerte, el amor y el odio entrecruzados entre sí como un todo pleno de vida. En sus cuentos, la tensión interna funciona de la misma forma, pero además, se entrecruza con una percepción más elaborada — quizás por la corta extensión de las narraciones — sobre búsquedas espirituales y una mirada insistente sobre lo que construye a la identidad actual. Smith es una mujer de su época — nuestra época — y como tal, elabora y desarrolla una meditada visión sobre sobre retazos de ideas más grandes, que juntos, tienen una extraña belleza. Por supuesto, buena parte de lo relatos son parte de hecho, de algo más sustancioso: los ensayos de Smith son delicados mecanismos de relojería que interactúan a medio camino entre la crónica y la reflexión existencialista. Lo hacen además, desde puntos de vista por completo distintos: El futuro y el presente coexisten en hipótesis, mientras que el pasado es un contexto coyuntural que podría ser o no parte de la historia, pero lo es de manera casi sutil, por una expresa decisión de la autora de contemplar los paisajes de su imaginación como un gran extrarradio anecdótico.
El resultado es por supuesto, experimental y también, un recorrido por los intereses, temores y asombrada comprensión del absurdo de Smith, quien ha demostrado ya que la narración le permite empalmar en un gran rompecabezas sus diferentes inquietudes. Para la escritora, la concepción sobre el bien y el mal, la noción sobre lo inevitable y los sufrimientos morales se relacionan directamente con la naturaleza del hombre contemporáneo. “Somos la generación que se ha hecho preguntas sin tener que responderlas de inmediato” escribe, al contar la historia de un hombre que descubre por casualidad, la naturaleza ambigua del amor que siente por su esposa de veinte años. Para Smith, ese sobresalto inquieto de la mente que se entrecruza con la material invisible de le sostiene como escritora, crea una línea recta sobre lo que la versión del tiempo, la realidad y las pequeñas abstracciones de la memoria puede ser. “Recordamos para ser recordados” dice Smith en la boca de uno de sus personajes y enlaza así, la necesidad de encontrar un significado a la profundidad de sus dolores hacia algo más duro de digerir que la mera idea venial de la existencia.
Claro que, es evidente que Grand Union no es una recopilación del todo redonda y de hecho, tienen un cierto sentido incompleto que en manos de un escritor menos reconocido o de probado talento, podría resultar criticable. La conexión de cuentos parece inacabada, como si la autora no decidiera con exactitud que desea encajar dentro de la colección o que líneas quiere tocar con el peso total de sus narraciones. ¿Eso puede afectar la unidad del libro? ¿Lo hace menos hermoso en su recorrido por todas las concepciones de cierto absurdo existencialista? Si y no: la escritora encuentra incluso en los cuentos menos acabados un sentido de inocencia que se sostiene sobre los mejores, brillantes en planteamiento y estilo. Entre ambos extremos, las narraciones se integran entre sí para sostener una intuitiva percepción de lo que puede mantener la personalidad de las historias como conjunto.
De las diecinueve historias, once son inéditas, lo que hace que para el lector consecuente de Smith, el libro sea un recorrido familiar por los temas favoritos de la autora o mejor dicho, pero que aún así, pueda resultar sorprenderse. Después de todo, los cuidados, pulcros y sólidos textos de Smith tienen la habilidad de reflexionar sobre temas complicados desde una óptica sencilla y sus cuentos, no son la excepción. También, es una estructura de temas recurrentes, en la que no falta el análisis político, el interés en las dimensiones de lo femenino contemporáneo, de los espacios silenciosos e incómodos de los prejuicios o incluso, algunos bien medidas reflexiones sobre el bien común, el dolor colectivo y las grandes masas alienadas en medio de la hipercomunicación. Claro está, una recopilación semejante, hay comentario ambiguos y que no parecen encajar en ninguna parte como “Lo que pasa con la ropa interior es que no puede hacerse mucho con ella, a menos que tenga un objetivo … como Obama” o largas descripciones sobre playas solitarias, enlazadas con meditadas concepciones sobre la identidad y el género. Abunda la parábola política, en la que agudezas como “había sido elegido, aunque equivocadamente, por la gente”, que ponen de relieve que Zadie Smith, la narradora, se entrecruza de manera curiosa y bien planteada con la Smith, ensayista. Todo bajo el mismo cariz de percepción de la realidad a medio camino entre el cinismo — “De manera que este es el mundo, un agujero en la pared” comenta uno de sus personajes frente al agujero de una bala — y cierta ternura sagaz — “Somos lo que el amor hace de nosotros” grita una mujer a su amante — sobre el individuo, otra de las grandes obsesiones de la autora.
Hace unos meses, la autora confesó en una entrevista con CBC Radio, no le atraen las formas ordenadas: “Algo sobre la forma perfecta me repele. Mis novelas también son así: sé que deberían ser delgadas y controladas, pero en cambio son esta bolsa de trapo” confesó. Y Grand Union con sus bordes que no encajan del todo y sus pequeños errores de compilación, parece ser la cristalización de ese deseo de la escritora de sostener un lenguaje en la que el caos sea un elemento a tener en cuenta. Después de todo, los cuentos no parecen tener otro objetivo que narrar, lo cual puede ser bueno o malo, en la mediad que Smith tomó decisiones acertadas en como estructurar algo que por principio, espera esté abierto a cualquier interpretación. Las historias van y vienen alrededor del mundo, de pequeñas escenas íntimas a grandes epopeyas globales. The Dialectica es el primer cuento de la recopilación y como uno de los siguientes Lady with Lapdog, se desarrolla en un balneario Europeo. De hecho, ambas versiones de la realidad (en una, la madre de dos niños pequeños lucha con sus terrores sobre la maternidad y en el otro, una mujer solitaria finge felicidad) podrían complementarse una a la otra. Es idea sugerente que Smith no llega a explorar (o al menos, no incide el ritmo de los siguientes relatos) por los que ambos cuentos, son como reflejos accidentales de un mismo paisaje, interpretado de forma distinta por dos personalidades contradictorias. Al final, ambos cuentos terminan con frases parecidas: The Dialectica compara la existencia moderna con el grano de las panaderías lujosas de Europa en la que los sacos de maíz son “barridos en enormes cubas de molienda, sin forma, una rueda infinita” y con la horrible muerte de los pollos destinados al consumo humano, cuya imagen horroriza a la protagonista de Lady with Lapdog y la deja sin palabras, mientras observa como “la muerte y la vida giran en direcciones opuestas. Los pollos aleteando mientras caen en el mecanismo donde son picados vivos”.
Resulta terrorífico y hermoso, la forma en que Smith lleva el ritmo de su opinión sobre la vida cotidiana actual y quizás por ese mismo resultado, se lamenta que el libro no logre crear más lugares de conexión entre narraciones que funcionan como líneas oblicuas. El resto de los relatos, flotan como pequeñas trozos de anécdotas y escenas, que no terminan de conjugar entre sí. Sentimental education uno de los cuentos más elaborados y profundos, es una rara y sensible reflexión sobre la belleza y el miedo de las mujeres actuales, que termina flotando en mitad de frases sueltas sobre la naturaleza femenina. “Somos lo que la historia ha hecho de nosotras” dice el personaje mientras se mira al espejo “Por supuesto, es una mala historia esta” continúa, en una hilarante red de interconexiones que la llevará a tener una cita inesperada con un hombre emocionalmente inaccesible. Pero lo que pudiera ser el primer paso hacia algo más profundo, pende de un hilo mientras la autora reflexiona a través de personajes sobre mitos urbanos, la labor de los padres como parte del futuro y epifanías sin mucho sentido como “Creamos la basura que consumiremos un poco después”.
¿Es entonces Grand Union un buen libro de cuentos? Sin duda, a pesar de sus altibajos y sus problemas de ritmo. Pero en realidad, el problema quizás no consista en definir su calidad literaria bajo parámetros usuales. Smith se permite una libertad que rara vez un escritor de su categoría aspira y de alguna forma, eso ya es un logro en medio de la insistencia editorial por forzar al escritor a crear obras que jueguen bajo ciertos parámetros de exigencia. Pero la escritora no sólo no lo acepta, sino que enlaza sus opiniones con brillantes escenas en las que los emociones lo son todo. Desde una crítica aguda a la libertad de expresión, la batalla por la individualidad en medio de las redes sociales, hasta la postura semificcional de la autora sobre el prejuicio — “Somos las formas esculpidas de los medios de otros” comenta un personaje, de pie frente a una ventana rota bajo la cual un niño llora — Grand Central es un recorrido brillante por lugares poco comunes de la narrativa corta. Sin reglas, sin la búsqueda de la redención en cada palabra, sus narraciones profundas ingeniosas y por momentos devastadoras, crean un recorrido por la abstracción del sentimiento de enorme valor moral.
Al final Grand Union, es una declaración sentida, minuciosa y emocional sobre la naturaleza del ser humano actual pero también, de la forma en que la literatura lo refleja. Una combinación brillante que quizás, es el mayor logro en una versión de la realidad sostenida y creada a partir de las palabras. Un homenaje a la narración como vehículo creativo y sobre todo, a la capacidad del escritor para crear las reglas de su mundo como un proceso aleatorio e íntimo de enorme valor conceptual.